Todos se esconden, los perros duermen enrollados como pretzels ... la gente se "da permiso" para dormir 20 minutos más. Se esconden en la cama y dejan los ojos afuera, miran por la ventana. Los curiosos prenden los televisores, para ver si tienen que ir a trabajar, para ver si suspendieron las clases, o el infaltable periodista parado con la señora Juanita. Los más tranquilos se quedan en silencio, escuchando el sonido de las gotas golpeando el suelo.
Cuando llueve en Santiago, los automovilistas salpican a la gente, para luego caer en algún "evento" escondido. La lluvia castiga al que se apura.